Los dedos pulgares se mueven gracias a un grupo de tendones
que avanzan pegaditos al hueso radio por un túnel fibroso. El movimiento
repetido de los dedos inflama esos tendones, y como no caben dentro del túnel
lo rozan y se genera un dolor. Es la llamada ‘Enfermedad de D’Quervain’.
La patología fue descrita a principios del siglo pasado por
el médico suizo Fritz de Quervain, pero lo novedoso del tema es que con la
aparición de los smartphones o teléfonos inteligentes, el número de enfermos ha
venido en aumento, por lo que los especialistas han visto duplicar sus
consultas.
Antonio José Rueda González es uno de ellos. Es ortopedista
y especialista en cirugía de manos, y si hace dos años una o dos de sus 12
consultas diarias eran por la también llamada ‘tenosinovitis’, ahora la mitad
de sus pacientes llegan a consultarlo por eso.
“Para asegurarme le pregunté a un colega norteamericano que
me encontré en Paipa hace un mes en un congreso de cirujanos de manos, y él me
dijo que se le han duplicado y hasta triplicado sus pacientes con esa
patología”, dice.
Con los smartphones se ha popularizado el ‘textear’, mandar
textos. “El movimiento se hace con los pulgares, es un movimiento repetido de
extensión y flexión del dedo para accionar las teclas, eso nos da un exagerado
uso del tendón extensor y ha llevado a que hoy en día haya una epidemia de
tenosenovitis”, explica Rueda.
Lo primero es la prevención. Usar otros dedos para escribir
en el teléfono sería lo ideal, pero como puede parecer complicado, recomiendan
al menos hacer pausas de cinco minutos cada dos horas.
Para el tratamiento del enfermo se puede usar una férula de
abducción, un aditamento que aleja el dedo pulgar de su posición dejando libre
la falange de la uña. Y están las fisioterapias con contrastes de temperatura y
ultrasonido.
Rueda recomienda una cirugía que no pasa de media hora, una
pequeña incisión abre el túnel fibroso para liberar los tendones y santo
remedio.
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